1.5.08

Nocturno


La ciudad destila miedo. Todos acá saben que ellos van a venir (y que ya están llegando). Lo que no saben es por qué y de dónde. Pero una noche, como lagartos invisibles, mientras mamita y papito estén acostados, con la puerta cerrada, incapaces de protegernos –y la casa esté absolutamente a oscuras–, sin que nadie los vea ellos vendrán por las calles a pisar nuestro jardín, a espiarnos a través del vidrio, a entrar por la ventana o meterse por la puerta como cualquier hijo de vecino, y con la impunidad que los caracteriza penetrarán en el frío silencio de nuestro sueño, nos contemplarán largo rato y correrán la frazada descubriendo el cuerpo desnudo lánguido virgen y sucio de tanto lavado, y con toda la calma de un amante experimentado nos mirarán dormir (sí, ellos ven en la oscuridad), nos acariciarán con su nariz, olfateando cada milímetro de nuestras extremidades, oliendo eso que sólo ellos huelen y, sin que nos demos cuenta, con la precisión de un cirujano, se comerán nuestras uñas.

1 comentario:

ale dijo...

me gusta, me gusta mucho, como esos osos q viven en las cañerias..